jueves, 28 de marzo de 2013

Doble malta

A veces las alegrías o las penas llegan de dos en dos...

Ahí estábamos. La bebida hacía nuestros lazos más fuertes, y también hizo que conociese mejor a la gente. Tras un sorbo del whisky con cocacola que compartía con Mikel, sonó el timbre de lo que a partir de ahí se convirtió en el piso franco.

Arnold abrió la puerta y entraron dos hombres, a los que apenas conocía de entrenamientos y partidos, Tito Otero era un corpulento muchacho cuya mirada hacía cagarse al cuerpo de la guardia civil y Tito Náscar era un muchacho apuesto que ocultaba un gran trastorno tras su cara de ensueño. Tras conocerles mejor, me alegré de saber que podía contar con ellos para enterrar un cadáver, cosa que no ha hecho falta... de momento...

Y tras copas, risas y más copas, decidimos movernos de ahí. Fuimos a un lugar que no era nuevo para nosotros, y que poco a poco se acabó convirtiendo en nuestro campo de acción. Recuerdo que de camino a aquél garito de mala muerte conocido como Cópula, José Alfredo y Sandro mantuvieron una conversación profunda sobre la textura de las tetas. Esa era la señal: íbamos como cubas.

Recuerdo que el sitio en cuestión estaba lleno hasta los topes. También recuerdo ver a José Alfredo bebiendo copas tintadas con cocacola, signo de que evidentemente la había cogido aleatoriamente de la barra.

Tras una hora de argucias y fingimiento, mi lengua estaba en la garganta de aquella muchacha de ojos azules, y cuando regresé a la manada para un descanso vi una imagen grotesca: parecía que era esta vez la lengua de Náscar en la boca de la misma chica. No me sentía como un bombero al que le había pisado la manguera otro, aquel acto simplemente nos unía más aún.

Después de unos confusos momentos una agradable sorpresa llegó. Me empezaron a comer literalmente la oreja de una manera familiar. La muchacha regresó a mí mientras Náscar sobeteaba a su duplicado distancia, y en ese momento ambos descubrimos que no era la misma, sino gemelas. Nuestras desviadas mentes olvidaron la idea del trío para centrarse en la del cuarteto de cuerda, pero desgraciadamente eso no pasó.

A la mañana siguiente había pruebas gráficas en la web del equipo y algunos se siguen preguntando si realmente eran gemelas o la misma chica, pero en cualquier caso siempre nos quedó la espina clavada de un posible cuarteto de cuerda...

lunes, 11 de marzo de 2013

Todo vuelve a comenzar

Recuerdo que era una soleada tarde de otoño.

Acababamos de jugar un partido, y ahí estábamos, compartiendo sangría y cerveza para curar nuestras heridas. Había mucha gente nueva, así que decidí dar el primer paso y conocer a los nuevos reclutas. Kalate les había testado en el campo, pero era el momento de testarlos fuera del campo, y esa era mi especialidad. Todavía recuerdo que tras conversaciones poco profundas sobre sexo fui calando a la gente poco a poco, pero hubo uno, que sorpresivamente captó mi atención.

Ya había pasado el rito de iniciación en el que uno acaba desnudo hacía tiempo, y ya no me sorprendía ver a hermanos desnudos en lugares públicos, pero para mí y para el resto de gentuza que poblaba los aledaños de la Facultad de periodismo fue un muy noble detalle permanecer más tiempo de lo necesario desnudo sólo con una bota de vino, de la cual bebía y ofrecia de beber a las escandalizadas chicas que pasaban por ahí.

Sin embargo, aquella introducción de Renato no era horror, el horror se aproximaba a la misma velocidad a la que Lucio se acercaba a cualquier vagina por la noche...

martes, 5 de marzo de 2013

El despertador ha sonado

El despertador ha sonado. Creía que estaba muerto, pero no, símplemente estaba en una larga siesta.

  • ¿Hubo más daño del relatado?
  • Por supuesto.
  • ¿Volveremos a leerlo?
  • Sí.
  • ¿Dónde?
  • Donde siempre, en TetaDeNovicia.
  • ¿Por qué ha tardado tanto tiempo?
  • Porque estaba centrado en otros temas
  • Y, entonces, ¿por qué de repente ahora después de tres años de inactividad?
  • Porque algo me abrió los ojos
  • ¿Y qué fue eso?
  • La cerveza.
  • ¡Eres un capullo Rodolfo! ¡La cerveza siempre siempre estuvo ahí! ¡Dices eso como la hubieses dejado a un lado todos estos años cuando todo el mundo sabe que es mentira!
  • No digo que una cerveza o la cerveza en general me abriera los ojos, sino la cerveza ingerida una noche, en la que mi lengua no paraba de vomitar lo que mi cabeza, y la de José Alfredo recordábamos vagamente en el 100 montaditkos, rodeados de la fauna del lugar. Es por ello por lo que vuelvo a escribir. Es por ello por lo que vuelvo a utilizar el blog. Vuelve a haber pilas en la varita mágica. He abierto los ojos. El despertador ha sonado.
  • Tú si que estás sonado...