domingo, 25 de abril de 2010

Episodio II: No sin mi birra

Allí estabamos ya...

Listos para darlo todo para tal magno evento...

El acto de presentación en aquel pabellón terminó y, por si no hubiésemos bebido lo suficiente, había un cóctel de bienvenida. Nuestro objetivo como equipo, era hacer piña y terminar con toda la cerveza, cosa que se consiguió antes de culminar la primera hora.

Entonces fue cuando pasamos por el hotel a dejar las maletas. Yo dormía con Roberto y Jandro, dejamos las maletas y todo el mundo se fue de farra. ¿Todo el mundo de farra? Mentira, Lucio tubo que acostar al borracho de Fanny por tener el nivel de alcohol en sangre de Boris Yeltsin. Qué grande Fanny, en ese mismo viaje me enteré de que meses atrás practicó sexo loco con una chica en silla de ruedas. Mucha gente se pregunta cómo pudo hacer eso, yo siempre me he imaginado que con 3-en-1 y ruedas atrás y alante...

La noche comenzó, y allí estábamos metidos en un garito de mala muerte rodeados de supuestos deportistas borrachos y supuestas zorras. Digo lo de supuestas zorras porque un par de horas más tarde estába yo liándome con una muchacha valenciana que no hacía más que calentarme diciéndome cosas como "Mañana estoy sola en casa... y la discoteca a la que vais está cerca" o "Mañana despídete de dormir con tus amigos". Mañana, mañana, mañana... ¡Putos castillos en el aire! Esa noche estába eufórico por la promesa sexual, pero he de confesar que de aquel viaje regresé con los huevos más llenos de lo que los tenía cuando llegué.

Mientras tanto, en la otra punta del garito, en la pista, el loco Vincent meaba dándo vueltas subido en la tarima. Y creo que fue en ese momento, cuando todo el mundo pensó que definitivamente había quedado innaugurado el evento. Creo además que ahí comenzo la batalla de las fichas entre Javi y Dudy, que no terminó hasta que se acabó el loco viaje...

...CONTINUARÁ...

domingo, 18 de abril de 2010

Episodio I: Camino largo, vejigas distendidas

12.00 a.m. de un jueves cualquiera...

Dos autocares salen de cierta ciudad cargados de supuestos deportistas para disputar un nada prestigioso torneo a nivel nacional en otra provincia. Chicos y chicas dispuestos a batirse en distintas disciplinas como voley, fútbol, bádminton, baloncesto y, como no, rugby. Ahí estábamos. En la parte trasera de uno de los dos vehículos, íbamos medio equipo en busca de la gloria. Por delante tan sólo iban unas chicas que decían practicar otros deportes y algún otro deportista al que dichas mujeres no odiaban.

"Hola, me llamo Pepe y soy vuestro conductor. Les recuerdo que queda terminantemente prohibido comer, beber y fumar durante el viaje". Segundos más tarde, el sonido de latas de cerveza abriéndose en la parte trasera era ensordecedor. No podía ser de otra manera, llevábamos litros de espumosa cerveza y dulce sangría para amenizar el largo viaje. Tales fueron las cantidades, que cuando quedaban un par de horas para llegar al destino, comenzaron las ganas de mear, las fichas de Javi a las mujeres de delante y algo que más tarde hizo ganarme un puesto de honor en el equipo: los cantos populares.

La cerveza, el camino y las fuerzas de nuestros esfínteres urinarios se agotaban hasta que por fin oteamos nuestro destino. La primera parada era un acto de bienvenida al torneo, pero no sin antes orinar en grupo la pared del primer edificio que se veía al salir del autocar. Jaime, también conocido como Fanny, bajó rodando las escaleras de dicho autocar tambaleándose cómicamente mientras balbuceaba palabras con poco sentido.

Ya estabamos dentro de un salón de actos con el resto de la gente del torneo. Al parecer no eramos los únicos borrachos. Había más de una atractiva mujer y gente deleznable por todas partes, algunos dormitaban en el suelo, mientras la voz de la dulce Margarita nos comentaba cómo iba a ser el fin de semana. Nos dieron una bolsa con consumiciones en discotecas, tickets de transporte, una camiseta y planos varios. Mientras Margarita, la presidenta del club deportivo local, mencionaba cada item de dicha bolsa, Fanny se levantaba entre la multitud gritando borracho "¡Aquí! ¡Lo tengo yo!". Primera actuación estelar de algún miembro del equipo.

Y eso era sólo el comienzo del fin de semana... Lo que nos esperaba...

...CONTINUARÁ...

miércoles, 14 de abril de 2010

Falda de ternera

"Hijo mío, tampoco tienes necesidad de ir allí"

Apenas llevaba un mes en el equipo cuando anunciaron que en dos semanas había cena de equipo. Lo comenté en casa como un cuarto de las cosas que hago, a lo que mi santa madre contestó lo de siempre, que no tengo porqué apuntarme a todas las cenas, fiestas, cañas y demás comicios. Más adelante, cuando le dije que iba a ir en falda escocesa puso el grito en el cielo.

Y no era para menos, apenas conocía a esa gente. Es más, cuando llegué a aquella cena, apenas conocía a la mitad de la gente que iba a aquel restaurante tan cutre, pero aún así dejé a un lado mi seria actitud (mentira) y se lió parda.

No podría contar lo que acaeció aquella noche. Tan sólo tengo imágenes sueltas en mi cabeza de algún desnudo integral, calvos a través la cristalera de un pub mientras el Isleño y yo hablabamos con las muchachas, gayumbos en la cabeza, un argentino trepando muros en bares y copas por doquier, muchas copas.

Por suerte, siempre hubo noches que se reconstruyen mejor, por cuenta propia o por cuenta ajena...

viernes, 9 de abril de 2010

Buenos muchachos

Era una tarde de viernes frío de otoño, y ahí estaba yo, en mi primer entrenamiento en aquel medio campo de tierra. En aquel equipo había gente de lo más variopinta. Yo ya conocía al loco de Sandro y al golfo del Isleño, pero el resto de personajes de baja alcurnia no me dejó nada indiferente. El 90% pertenecían al mismo gremio de estudios, que no era el mío, pero aún así me acogieron bajo su seno como uno más.

Había un tal Dudy, un tanto especial cuyos discursos motivaban a todo el mundo. Estaba José Alfredo, un pintoresco y violento 3ª línea, que más tarde descubrí que era casi tan alcohólico y nocturno como yo. Estaba también Mikel, un muchacho fornido de Almería que empezaba también a dar sus primeros pasos en este mundo, como Javi, un muchacho al que parecía que le sobraban las fichas por la noche o Piernacas, un segunda línea con mucho interior y adicto al deporte. Había un tal Lucio, un argentino cuya labia hacía derretirse a la mujer más puritana. Siempre con ganas de juerga estaba Ramón, un pacense un tanto peculiar. Lesionado en ese momento estaba Arnold, un barbudo con malas pulgas de Santander que llevaba tiempo en este deporte. También estaba Ruso, un muchacho que hacía atletismo y que recientemente había descubierto sus dotes en este deporte. Pero no todos eran gentuza, había un muchacho al que llamaban Roberto, aunque ese no era su nombre, y que parecía ser la única cabeza cuerda. Además de todos estos personajes, había otros como Josema de Albacete, Chemari de Membrilla, Jandro el melenas, el bestia de Bruno, un Cacereño, un alemán al que llamábamos Benito, franceses como Vincent, Arnault y alguno más, o Jaime Estefanía el cual llevaba los terceros tiempos, veteranos como Toni, Carras, Vidal o Mariano, que por trabajo o erasmus aparecían poco, y demás gente que se mencionará más adelante.

Pero toda esta gente no estaba descontrolada. Había un buen muchacho, Kalate, que capitaneaba el equipo y que siempre se preocupaba de todos dentro y fuera del campo. Las muchachas de la escuela le consideraban uno de los peronajes más atractivos e influyentes, tanto que, si estuviesemos en un equipo de fútbol americano de un instituto de Wisconsin, indiscutiblemente sería el quarterback.

¡Qué buenos muchachos!

Pero esos no lo eran todo, luego se incorporaron otros personajes como David el pelirrojo, Renato el gallego loco, el fuerte Iniesta, el perturbado del tito Nascar, Paul Verton, Jimmy el hippie, Montículos y un sin fin del que ya hablaremos más adelante...

lunes, 5 de abril de 2010

Introducción

Todo comenzó cuando decidí apuntarme a ese deporte maravilloso llamado rugby. Había visto partidos, había oido fascinantes historias de amigos que jugaban, había hecho un amago de apuntarme antes, pero jamás imaginé que me introduciría en un submundo tan peculiar...

- Chechu: Métete en mi equipo, los Andantes. Tenemos una larga tradición y aprenderías a jugar "de verdad".
- Larousse: ¡Pero que dices tío! Métete conmigo en los Campesinos. Tenemos dos equipos, por lo que jugarías siempre. Además, siendo mi amigo serías siempre titular...
- Sandro: A ver tío, hazme caso, métete en mi equipo, los Ingeniebrios, que, además de conocernos al Isleño y a mí, somos un equipo de afables borrachos, no somos malos y te lo pasarías de puta madre.
- Rodolfo: Sandro, hablaremos para ver cuando me incorporo.

Hoy ha llovido mucho desde aquel día de cañas. Ha habido huesos rotos, moratones, heridas y situaciones desastrosas, pero no me arrepentiré jamás de haber tomado aquella decisión que hizo de mí un Rodolfo más... más... Bueno, dejémoslo en que algo cambió en mi ser.