viernes, 9 de abril de 2010

Buenos muchachos

Era una tarde de viernes frío de otoño, y ahí estaba yo, en mi primer entrenamiento en aquel medio campo de tierra. En aquel equipo había gente de lo más variopinta. Yo ya conocía al loco de Sandro y al golfo del Isleño, pero el resto de personajes de baja alcurnia no me dejó nada indiferente. El 90% pertenecían al mismo gremio de estudios, que no era el mío, pero aún así me acogieron bajo su seno como uno más.

Había un tal Dudy, un tanto especial cuyos discursos motivaban a todo el mundo. Estaba José Alfredo, un pintoresco y violento 3ª línea, que más tarde descubrí que era casi tan alcohólico y nocturno como yo. Estaba también Mikel, un muchacho fornido de Almería que empezaba también a dar sus primeros pasos en este mundo, como Javi, un muchacho al que parecía que le sobraban las fichas por la noche o Piernacas, un segunda línea con mucho interior y adicto al deporte. Había un tal Lucio, un argentino cuya labia hacía derretirse a la mujer más puritana. Siempre con ganas de juerga estaba Ramón, un pacense un tanto peculiar. Lesionado en ese momento estaba Arnold, un barbudo con malas pulgas de Santander que llevaba tiempo en este deporte. También estaba Ruso, un muchacho que hacía atletismo y que recientemente había descubierto sus dotes en este deporte. Pero no todos eran gentuza, había un muchacho al que llamaban Roberto, aunque ese no era su nombre, y que parecía ser la única cabeza cuerda. Además de todos estos personajes, había otros como Josema de Albacete, Chemari de Membrilla, Jandro el melenas, el bestia de Bruno, un Cacereño, un alemán al que llamábamos Benito, franceses como Vincent, Arnault y alguno más, o Jaime Estefanía el cual llevaba los terceros tiempos, veteranos como Toni, Carras, Vidal o Mariano, que por trabajo o erasmus aparecían poco, y demás gente que se mencionará más adelante.

Pero toda esta gente no estaba descontrolada. Había un buen muchacho, Kalate, que capitaneaba el equipo y que siempre se preocupaba de todos dentro y fuera del campo. Las muchachas de la escuela le consideraban uno de los peronajes más atractivos e influyentes, tanto que, si estuviesemos en un equipo de fútbol americano de un instituto de Wisconsin, indiscutiblemente sería el quarterback.

¡Qué buenos muchachos!

Pero esos no lo eran todo, luego se incorporaron otros personajes como David el pelirrojo, Renato el gallego loco, el fuerte Iniesta, el perturbado del tito Nascar, Paul Verton, Jimmy el hippie, Montículos y un sin fin del que ya hablaremos más adelante...

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