domingo, 29 de agosto de 2010

Sellando documentos

Recuerdo que era un caluroso agosto...

Se jugaba el campeonato mundial de rugby y quedábamos de vez en cuando para ver algún partido que otro. Yo, como la mayoría, estaba estudiando para los exámenes de septiembre, y fue cuando tuve la maravillosa idea de presentarme en aquel bar irlandés con la mochila llena de apuntes.

Era uno de los mejores partidos del mundial: Argentina - Francia, en el que Lucio enloqueció borracho cuando los pumas aplastaron al XV del gallo. Parecía que su entusiasmo se nos contagiaba y todos comenzábamos a estar ebrios y felices. Salimos de aquel bar horas más tarde con un aspecto lamentable y mis amuntes de estadística terminaron en la calzada de aquella avenida. Lucio, el cual seguía enloquecido, pisoteó los apuntes dejando el sello de sus adidas en varias hojas de las cuales aún conservo alguna.

Era pronto para irse a casa, y Ruso urdió un plan para terminar en casa de una amiga suya que estaba celebrando unas copas, decisión que más tarde lamentaría, ya que Lucio, en un estado lamentable acabó vomitando desde la ventana de la cocina. Hubiese sido una buena decisión lo de la ventana para no manchar la casa de no ser porque la ventana no daba a la calle, sino a una terracita en la que había gente fumando. Aún recuerdo a Fanny cuidando del argentino y a Ruso fregando el estropicio.

Más tarde no recuerdo donde fuimos, tan sólo recuerdo terminar con Jose Alfredo tomando copas pagadas con tarjeta hasta las 7 de la mañana, y a la salida de aquel garito pseudopijo, hablar con dos chicas. Aquella situación fue extraña puesto que una de ellas estaba esperando a que la otra saliese de un coche en el que estaba haciendo guarreridas españolas con un maromo. Y así fue como la conocimos: recien follada. Luego más tarde descubrimos que eran menores de edad y que encima una de ellas era la hija de una profesora de JA, y de otros miembros del equipo.

La noche terminó como muchas otras, con un sinuoso paseo andando a casa y bañado por la luz del sol, pero esa vez, llevaba la mochila cargada de apuntes pisoteados.

2 comentarios:

  1. ¡Qué bonito! Me gustan los finales cíclicos.
    ¿Qué es eso de que una de ellas era profesora del celebérrimo JA?

    Jim

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