domingo, 16 de mayo de 2010

Episodio V: Molinos de viento

Comenzaba nuestra última tarde en aquellas tierras. Como teníamos tiempo libre decidimos hacer un poco de turismo y más tarde recorrer diferentes bares probando la cerveza que nos ofrecían, tomando el aperitivo anterior a la cena de gala con los casi 500 deportistas del evento.

En aquella cena, nos sentamos en dos mesas contiguas, y entre vinos y cánticos la cena pasó rápidamente, y al llegar a los postres... ¡Reunión de equipo! Se bautizó a Dudy como era de esperar. Nunca se me olvidará la imagen de verlo desnudo con chorretones de vino por la espalda y atravesando ese pabellón ante la atónita mirada de la gente. Mientras se limpiaba y vestía, Arnold, alguno más y yo robábamos el vino que sobraba de las mesas.

Tras varios cánticos misóginos, se dio paso a la nada seria entrega de trofeos. Ahí conocí a Padu, capitán del equipo de otra urbe, el cual era una persona casi tan horrible como nosotros. Me gustó saber que en otros lugares hay gente como nosotros. Así si me desplazo a otra ciudad, sabré que podré encontrar gente de mi calaña. El buen muchacho, recibió la copa de rugby del torneo y se bajó pantalones y calzoncillos, y bailó haciendo círculos con su miembro viril mientras el gentío cantaba "Moli-moli-moli... ¡Molinete!". En ese momento pasó de ser una persona horrible más a ser un humano admirable.

Más tarde, nuestro estafador presidente del club, salió a recoger la copa al mejor club. Fue en ese mismo instante donde comenzaron los cánticos al sinvergüenza, y no era para más, nos trataba al equipo como seres despreciables mientras mimaba a los lloricas del fútbol y a las chicas de voleibol.

Y en ese instante del sábado terminó la entrega de trofeos, pero la noche no había hecho más que comenzar...

... CONTINUARÁ ...

2 comentarios:

  1. Cuidado que estaba malo aquel vino

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  2. Peor que el Lloret del Mal?

    Ja! Para que luego se queje nuestro jeque árabe, si siempre le dedicamos cánticos...

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